Los humedales nos prestan bienes y servicios de suma importancia, aunque muchas veces son difíciles de apreciar debido a que todavía es difícil su traducción a términos económicos y valor de mercado.
Ya en el acta final del Convenio de Ramsar, los países firmantes consideraron a los humedales como ecosistemas con “funciones ecológicas importantes como reguladores de los regímenes hidrológicos”. No se debe olvidar que, además de su importancia como hábitat de una fauna y flora características, especialmente de aves acuáticas, los humedales son elementos fundamentales en el control de inundaciones y de la erosión. También funcionan como trampa de sedimentos y son puntos de carga y descarga de acuíferos.
Hoy día, estas características ecológicas y biológicas se han visto reforzadas al aumentar el conocimiento sobre los humedales y su funcionamiento, destacando la gran singularidad de estos ecosistemas debido a su alta productividad primaria (por ser auténticas trampas de nutrientes); el desarrollo de importantes procesos ecológicos; y la alta diversidad de especies que pueden albergar, constituyéndose en importantes reservas genéticas.
De acuerdo con el Plan Estratégico Español para la conservación y el uso racional de los Humedales (según UICN, 1992):
a) Funciones:
- Retención de nutrientes
- Retención de sedimentos y sustancias tóxicas
- Actividades recreativas y turismo
b) Productos:
- Recursos de vida silvestre
- Pastos y recursos forrajeros (de forma potencial)
- Abastecimiento de agua
c) Atributos:
- Diversidad biológica
- Patrimonio natural y cultural.